La frustración es inevitable en nuestros perros pero...¿sabemos gestionarla?
- 8 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Hoy nos parece importante hablar de nuestros perros y como hacer que vivan más felices. En concreto hoy trataremos la frustración.
¿Qué es la frustración en perros?
Es la reacción impulsiva y descontrolada que se produce cuando:
No es posible hacer lo que deseo.
Las exigencias sobre mí son demasiado altas.
La comunicación conmigo no es clara.
Los comportamientos que realizo dejan de ser reforzados.
Para hacer frente a este problema que pueden a llegar a desarrollar muchos perros de nuestro entornos es importante preguntarse....
¿En qué situaciones típicas aparece?
Cuando llevamos a nuestro perro atado y no le dejamos saludar a otro perro, olisquear o acercarse a las personas ¿Habéis visto alguna vez perros mordiendo la correa sin parar o ladrando a los demás? La reacción en muchos de estos casos es confundida con una motivación por hacer daño y lleva a problemas mayores.
Cuando entrenamos con nuestro perro ejercicios demasiado complicados o excesivamente largos. Es probable que empiece a emitir comportamientos relacionados con el estrés (como rascarse o sacudirse) y comportamientos de evitación (distracciones, olisquear el suelo o intentos de fuga).
Cuando le hablamos con palabras que no entiende o le pedimos comportamientos que no ha aprendido bien.

Cómo podemos gestionarla:
Debemos ofrecer siempre alternativas al comportamiento que nuestro perro desea realizar. Por ejemplo: no podrá ir a saludar a otro perro en ese momento pero si viene con nosotros recibirá un premio (re-direccionamos la expectativa). Cuando tengamos un poco de control sobre el paseo, podremos poner bajo unas señales diferentes en qué momentos puede ir y en cuáles no. La clave está en el equilibrio: no privar siempre pero tampoco dejar ir todas las veces con total libertad. En algunos casos, la frustración hace que los perros orienten su malestar hacia el propietario, mordisqueando su ropa o incluso llegando a la agresión.
Será importante tener en cuenta desde el principio que , en algunos perros la frustración es frecuente, por ello es de vital importancia detectarla cuando aparezca y no premiarla. Si a través de las reacciones asociadas a la frustración, obtiene lo que quiere, estará aprendiendo a realizarlas más a menudo. En cambio, si descubre que no le lleva a nada, irá manteniendo las respuestas que le sean más útiles.
Lo que nos interesa es que aprenda a calmarse tras un momento de frustración. Para ello, en muchos casos será suficiente con esperar mientras que en otros deberemos intervenir de una forma más activa. Podemos enseñarle a esperar y a controlar su propio comportamiento ante recursos que está motivado por obtener o actividades que desea realizar a través de ejercicios sencillos: esperar antes de obtener la ración de pienso, esperar antes de obtener un premio, esperar antes de ir a saludar a otro perro, esperar antes de coger un juguete o de poder correr libremente. Será muy útil ir añadiendo una palabra que será la señal justo antes de dejarle acceder a lo que desea.
Hay que enfrentarlo, desde pequeño, a aquellas situaciones que puedan desembocar en frustración. Hay que hacerlo de forma controlada y conseguir siempre un “final feliz”.
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